lunes, 14 de junio de 2010

ROSAS Y DIAMANTES. Historia N° 1

No se sin soy una mala persona o no... hasta yo misma tengo mis dudas.

Cuando desperté Alejandro ya no estaba conmigo, nuevamente se había ido al trabajo sin despedirse de mi, el trabajo, aquella oficina de abogados que nos permitía sostener el nivel de vida que llevábamos, los carros, la lujosa mansión, las joyas...el dinero...el club...todo.

Corrí por los pasillos y baje las escaleras a toda prisa hasta el jardín, demasiado tarde, el brillante auto deportivo de mi esposo ya atravesaba la reja, me quede de pie en los escalones, tiesa y fría al darme cuenta que Alejandro había olvidado mi cumpleaños por primera vez.

Sentí que las rodillas me temblaron cuando entre de nuevo sintiendo en la espalda la brisa fría de la mañana que me agitaba el pelo, subí las escaleras sin prisas esta vez hasta la habitación sintiéndome vacía e incomprendida, tome su foto de la mesa de noche y examine su rostro, seguía siendo el mismo, con sus inmensos ojos verdes y esa expresión incrédula en las cejas de siempre, pero su alma, esa no seguía siendo la misma.Y al parecer solo yo lo notaba.

Un hermoso paquete cuadrado llamo mi atención detrás de la foto que acababa de levantar, era un pequeño cofresito con una nota en un delicado papel rosa:

De: Alejandro, Para: Valeria."Lamento irme asi...una junta imprevista, cenaremos en la noche, donde tu quieras, Feliz Cumpleaños"

Arranque la nota y la estruje entre mis dedos con rabia, abrí la cajita y me encontré con un gran anillo de diamantes, mire el brillo de las piedras a la luz de la ventana unos momentos, y lo coloque en mi dedo anular sobre otro que me había regalado el mes pasado.Me deje caer sentada sobre la cama y me lleve las manos a la cara a punto de llorar.

- ¡Tengo que saberlo!

La frase se repetía en mi mente vez tras vez...Me bañe y me vestí rápidamente, una falda negra, una blusa blanca y nos tacones altísimos y salí rumbo a la oficina de Alejandro, en el camino solo podía pensar en una cosa mas que en la carretera misma, mas que en estrellarme en el carro nuevo, mas que en cuidar que no me multaran por ecceso de velocidad.

- ¡Que no sea cierto!

Llegue y la recepcionista que me conocía me saludo con una amplia sonrisa, ella al igual que yo no había nacido en cuna de oro y conocía de los rigores de un trabajo exigente y pesado, como yo misma en el pasado.Seguí de largo, hasta su oficina, aun era muy temprano y habían llegado pocos empleados, el ascensor estaba tan lento...aprecia flotar en un tiempo distante para alargar mas mi agonía, cuando las dos hojas se abrieron recorrí el inmenso pasillo hasta su oficina, entre sin llamar.

Y allí estaba ella.

Alta, rubia, delgadisima y hermosa, pasando sus dedos por la solapa de la chaqueta de Alejandro de una forma bastante obvia, a punto de besarlo.Sentí que mi corazón se detuvo un instante, Alejandro me traicionaba...con su secretaria.No dije nada, di media vuelta y salí de la oficina tratando de mantener la compostura, sintiendo los pesados pasos de Alejandro tras de mi hasta que me alcanzaron tomándome del brazo.

Deteniéndome en seco frente al ascensor.

- ¡Podrías calmarte!

Me quede helada.Esperaba al menos, que se disculpara, que mintiera de forma descarada, que me tratara de engañar con dulces palabras, pero no lo único que quería era que nadie se diera cuenta de lo que había pasado.

- ¡Déjame!

Le dije tratando se safarme de su mano, grande y pesada para mi delgado brazo.

- Eso es lo que ella quiere pero le he dicho que no.

El ascensor se abrió y entre en el a toda prisa oprimiendo el botón de bajar con desesperación, vi sus ojos fríos y sus cejas fruncidas hasta que las dos hojas se cerraron.Escuche un golpe seco en la puerta del ascensor y una sarta de groserías cuando comencé a bajar.

En el estacionamiento ubique mi carro rápidamente y me subí tratando de controlar mi respiración.

- ¡Era verdad!

Y lo peor de todo es que era mi cumpleaños...bonito regalo me había dado mi esposo.Salí rápidamente del estacionamiento haciendo chirriar los neumáticos, saliendo directo a la carretera pensando en como había podido pasar todo esto.

Aun lo recuerdo como si fuera ayer.Era una gran fiesta y una amiga nos había presentado, para ese entonces yo era solamente una jovencita recién graduada de la escuela de leyes y el en cambio ya era un abogado consagrado, aunque solo me aventajaba en cinco años.Cinco años en los que aquel joven de buena familia había hecho su propia fortuna independiente a la gran herencia de sus padres.

De inmediato me pareció encantador, todo un caballero.Con solo sentir su mirada y sus palabras en mi oídos cuando bailamos me sentí presa de sus ojos, de su encanto misterioso que se apoderaba de mi alma...Ahora lo comprendía todo.

- ¡Como pude ser tan tonta!

Un inmenso escalofrío me azoto la espalda con crueldad, fue entonces como si mi espíritu se hubiera separado de mi cuerpo cuando comencé a ver lo evidente, lo que mis ojos se habían negado a entender desde el mismo día que me enamore perdidamente de el.

Las miradas furtivas a otras mujeres incluso en mi presencia...incluso no...siempre en mi presencia.

Ese arrebato de cólera cuando veia que tenia su celular en las manos.

Las llamadas extrañas muy tarde por la noche...

Los regalos... innumerables y constantes joyas de casas exclusivas.Todo tenia una razón.Y no era ella, eran... muchas, ELLAS.

Sus llegadas a la madrugada, las salidas de negocios los fines de semana, su ausencia...cada vez mas frecuente, ese sueño pesado que mantenía con pesadillas donde llamaba a otras...

Y por supuesto yo callaba todo, prefería ignorarlo, hacerme la desentendida siempre y cuando siguiera amándome, siempre que siguiera volviendo a casa, conmigo.La foto de la hermosa pelirroja que encontré en su celular la otra noche cuando dormía...Las cuentas bancarias paralelas , aquella tarjeta de crédito secreta...

Pero yo seguía en silencio, sufriendo por dentro, esperando, a que algo pasara, o a que yo misma tuviera el valor.Sus besos no eran solo míos, sus caricias eran compartidas, y yo parecía dispuesta a soportar aquello por amor, y aun no estoy segura de si quiero renunciar a el.

¡No quiero perderlo!

Es la verdad, me había hecho adicta a su poco amor que pense que sin el, podría morir.

Y... muero.

Llegue a mi casa y me quede sentada en el balcón...esperando.Vi como el atardecer caía sobre el horizonte mientras las hortensias del jardín comenzaban a marchitarse cuando el carro de Alejandro asomo la nariz por la reja principal, lo vi bajarse con la chaqueta en el brazo y el portafolios en la otra como de costumbre, lo amaba y lo seguiría amando me hiciera lo que me hiciera, pero el no tenia porque saberlo.

Alejandro me vio con sus ojos cristalinos desde abajo y entro.

Esa era la realidad, lo amaba y lo seguiría amando me hiciera lo que me hiciera...Sentí sus pasos en el pasillo, y a mi me parecieron gloriosos, pero eso de ahora en adelante solo seria parte de mis secretos, nunca mas volvería a ver el amor que sentía por el en mis ojos, tenia que ser fuerte de ahora en adelante, aunque me estuviera muriendo por dentro.

Tuvimos una gran discusión...Todo el servicio nos escuchaba...

- ¡Nunca te quejaste!

Fue lo que mas me hirió cuando lo escuche salir de sus labios, ni siquiera me dolió cuando me confeso todo.

-¡Eras mas feliz cuando lo ignorabas!

- ¡Nunca lo ignore!

Le grite con las manos en la cabeza.

- ¡Pero...te amo, Valeria!

Y sonaba tan real...Completamente seguro de lo que decía, Pero...

Esa noche Alejandro durmió a mi lado, abrazado a mi cintura con fuerza, con los ojos húmedos y el latido del corazón pesaroso en mitad del pecho.Antes del amanecer me deslice con cuidado y empaque unas pocas cosas, solo fue una maleta, atrás deje los vestidos de diseñador, el maquillaje costoso, los zapatos de miles de dólares, y el gran cofre lleno de joyas que me había regalado con el pasar de los años, las tarjetas de crédito y el ultimo anillo que me había regalado.Pedí un taxi y salí de la mansión sin mirar atrás...

- ¡Hoy serás tu el que te quedes solo!

Una amiga me acogió un tiempo hasta que conseguí trabajo como abogada en una empresa que recién surgía, Alejandro me llamaba constantemente, intentaba que nos viéramos, pero todo lo que obtuvo de mi fue...silencio.

Pronto dejo de buscarme y preguntar por mi como antes, pero nunca dejaba de hacerlo por completo, de vez en cuando Melissa me decía:

- ¡Alejandro me ha preguntado por ti!

Y yo de una vez, le preguntaba como lo había visto, en donde, y si veia sinceridad en sus ojos, de vez en cuando escuchaba el celular sonar y era el...simplemente me quedaba escuchando el teléfono sonar en mi mano y no le contestaba, porque sabia que tan pronto como escuchara de nuevo su voz...estaría perdida y de vuelta en su casa.

Después de casi tres meses de separación mi mejor amiga Melissa me convenció de que saliéramos con otras amigas a una discoteca que recién inauguraban, de plano rechace la invitación pero después de pensarlo...acepte.

Me arregle como antes... me coloque un delicado vestido gris perla largo hasta la rodilla de escote cuadrado sin tirantes, muy ceñido al cuerpo y un prendedor en tela de organza con forma de rosa en el lado izquierdo del escote, y unos tacones altos.

El lugar estaba llenisismo, casi a reventar y el espectáculo de las luces y la música era casi enloquecedor... nos sentamos y pedimos unos cócteles.Melissa se puso pálida de repente.

- ¿Que pasa, viste a un fantasma?

- Mmmmmm...

Voltee a mirar siguiendo los ojos de mi amiga, cuando de pronto sentí sus manos sujetando las mías sobre la mesa bajo la mirada nerviosa de las demás.

- ¡No mires!

- ¿Porqué?

Gire la cabeza tan rápido como pude hasta encontrarme con el brillo dorado del cabello de Alejandro bajo las luces de la discoteca mientras besaba a una morena de cabellos negros en mitas de la pista.Me quede tiesa.

Pero... no era nada extraño después de todo.

Me levante de la silla cuando sus ojos se chocaron con los míos, soltando bruscamente a la mujer que casi se cae al piso, me abrí paso entre la gente y salí hasta el estacionamiento, una mano blanca y grande cerro bruscamente la puerta del carro para no dejarme subir, era el.

- Valeria, no te veia hace...meses, ¿Estas bien?... no contestas mis llamadas... había intentado comunicarme contigo de diferentes maneras pero...Sin voltear a mirarlo le conteste.

- ¡Me tengo que ir!

Retiró la mano de la puerta del carro y salí disparada delante de sus narices.

Desde entonces Alejandro me manda una vez por semana un ramo de rosas rojas a mi apartamento y de vez en cuando mi celular timbra con su nombre en la pantalla, pero el ya sabe mi respuesta.Aunque no la entienda.Para mi es muy sencillo todo, ahora que ha pasado un año.

Sigo tan enamorada de Alejandro como siempre, tal vez,

Mas que nunca,

Mas que al principio,

Pero no puedo soportar la incertidumbre de tener a un hombre que nunca me pertenecerá por completo aunque sea su esposa, la sensación de que su corazón no es tan mío como lo es el que yo guardo en mi pecho, no puedo volver a cerrar los ojos ante una realidad tan triste, aunque lo ame.Y el por su parte, no puede cambiar, y no lo hará.

Aunque quiera hacerlo para recuperarme.

El no cambiara...Aunque también el me ame.

Tanto o mas que yo.

Autora: Divisley Vertel.

1 comentario:

  1. ¡excelente!
    que buena lectura, que buen gusto que derroche de creatividad.
    Divi,Javier, la huella que dejan en la red es algo exquisito para el paladar de buenos lectores.

    me siento orgulloso de ser su compadre.

    ¡me encanta este blog!

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