LA MAYOR DE MIS EQUIVOCACIONES
Dejando de lado todo.
Especialmente el orgullo... y mis otros miles de defectos.
Reconozco que me he equivocado, y que todas mis equivocaciones esta es la más grande.
Y aunque equivocación... y aunque me odie... lo que es lo más probable, justo y merecido, fue también lo mas... honesto que he hecho por él en toda la vida.
Lo mejor.
Aunque no lo entienda.
Mi personalidad siempre fue muy extraña, como una nube que el viento arrastra hacia lugares diferentes cada día, una persona inconstante y voluble como dicen algunos, los que saben.
Cuando me preguntó la primera vez que clase de música me gustaba, no supe que contestarle, me gustaban tantas cosas diferentes y ninguna de ellas estaba por encima de la otra, era como si estuvieran tendidas sobre una mesa, sin que ninguna me gustara mas que otra, fue cundo realmente comencé a entender que el problema siempre seria yo.
Solo con eso, con una pregunta sobre música.
Así que intente a toda costa que me gustara la música que le gustaba a el, quería ser perfecta para el.
Había en sus ojos algo que me atropellaba, que me atraía a el como un imán, y sinceramente no me di cuenta en que momento comencé a orbitar alrededor suyo, todo el mundo parecía notarlo pero no me importaba ya que por primera vez sentía que dejaba de flotar, que pertenecía a un lugar, y ese era aquel donde estuvieras el.
Y me enamore, me enamore de el y de todo lo que el era, de la forma en la que me miraba, de la forma en la que me hablaba deslumbrándome con casi todo lo que decía, con la dulzura de un amor que no había experimentado hasta el momento, remendando mi corazón de heridas anteriores.
Heridas secretas.
Encontrarlo fue como una esperanza, y quise ser la mujer perfecta para el, para que nunca se alejara de mi, y se llevara consigo aquella emoción desbordante que me producía su sola cercanía, pero yo no era perfecta, era mucho menos que eso, era un nido de egoísmos y terquedades que solo yo misma soportaba... porque no podía desprenderme de mi cuerpo y huir de mi misma.
Sabia de sobra que no tenia nada para retenerlo a mi lado, ni siquiera belleza, a mi modo de ver, no tenia nada y no lo sigo teniendo ahora, no se si es que pido demasiado especialmente de mi, así que deje de ser yo y me convertí en otra.
Otra por el, otra que lo enamoraría mas, que le daría todo lo que necesitaba, lo que esperaba encontrar, eso sería yo.
Y eso fui.
Y resulto.
Por un tiempo, hasta que debajo de aquella estructura que había montado alrededor de lo que yo era se comenzaron a asomar pequeños resquicios de mi verdadero ser, los que me esforzaba por ocultar, aquella nada que al mismo tiempo lo era todo.
Y aunque mi cara y muchas otras cosas eran falsas, solo había una que no lo era, y era mi amor.
Si, lo amaba, y lo amo y por ese amor es que esta historia tiene el final que tiene.
Nunca tuve la menor duda de que me amaba, jamas siquiera considere posible la idea, aunque en mas de una ocasión lo acosara preguntándole si realmente me amaba, pero es que me parecía increíble merecer tanto amor y a tan buena persona, porque al fin de cuentas el estaba enamorado de una que no era yo, el estaba enamorado de una mujer que había construido para el, para su bienestar, para su satisfacción, para pagarle con la moneda mas cara que yo podía poseer todo su amor.
Reconozco que es complicado explicar esto y mucho más entenderlo, de forma resumida yo soy la parte incompleta de algo, algo que flota, algo que no puedo entender ni yo misma, deje de angustiarme por eso desde hace mucho tiempo al no tener mas remedio.
Ulises es un hombre maravilloso, generoso, dulce y muy honesto, sincero, sentimental, y todo lo bueno que se pueda decir con palabras, pero al igual que el personaje de la Iliada estaba embarcado en una empresa difícil por no decir que imposible y lo más grandioso de todo es que me soporta...
Pero el no se merece amar a alguien que no existe, y por otro lado, aunque él es el hombre más bueno del mundo, yo sinceramente... sigo soñando con un príncipe azul.
Los que me escuchen seguramente estarán diciendo:
- ¿Y entonces que quiere?
Yo sigo sobreviviendo de sueños, de fantasías, de imágenes que se desvanecen en mi memoria, de un amor que lo sobrepase todo, un amor de literatura, un amor como en los cuentos de hadas, vivo de recuerdos que emergen de no se que lugar en mi cabeza, que solo salen para confundirme, es lo mas parecido a aquella sensación que te invade cuando sientes que has olvidado algo importante e intentas recordarlo.
Debo estar loca, aunque reconocer mi locura es un acto de cordura.
Si, eso lo podría explicar todo, “Es la sensación de haber olvidado algo importante”
Amo a Ulises, pero también es como si extrañara en el algo que nunca ha tenido, y no es su culpa, el ha sido lo mejor y no me cansare de decirlo, pero extraño algo, algo me hace falta encontrar en el para que esta bruma se disipe de mi alma.
Así y de esa manera, con un grito insonoro, me fui.
Definitivamente el estará mejor sin mi, sin mis conflictos, sin mis locuras, sin el peso que soy sobre su espalda, no estaré a su lado cuando despierte en las mañanas, ni estaré para estrechar su mano, para esperarlo por las tardes, para reírme de sus chistes tontos, ni para escucharlo leer aquellos cuentos que me siguen haciendo daño y que desataron todo.
Es lo mejor, lo mas sano.
El se merece a alguien real y yo... debo tratar de saber que es lo que le hace falta a mi alma, y no quiero que el este en ese proceso, porque no será agradable, no quiero que me vea llorar, ni desesperarme, ni desmoronanrme en medio de una confusión mental que termine perjudicándolo, y además porque de una formas egoísta, terriblemente egoísta, quiero que me siga recordando como hasta ahora, como la mujer que he construido para el.
Mi obra maestra.
Porque... tal vez... la que soy realmente le rompa el corazón al comprender que seria demasiado pesado convivir con ella.
¡Quiero estar con el!
y se que alejarme de su vida es la mayor equivocación que he cometido, el no tiene la culpa de nada, todo el problema he sido yo, y hasta que no descubra que es lo que me hace falta para encontrarme a mi misma, es lo mejor.
Para que el no siga amando algo que no soy.
Tal vez, en la distancia comprenda mejor las cosas, arriesgándome a que cuando quiera regresar... mi lugar tenga nueva dueña.
***
- Y ahora Alicia, contaras hasta diez de atrás hacia delante, concentrándote en mi voz.
- diez, nueve, ocho...
- Te relajaras y abrirás tu mente a los recuerdos inconscientes que están atrapados en lo mas profundo.
- Siete, seis, cinco...
- No de tu infancia, mas allá, mas atrás.
- Cuatro, tres, dos... uno.
- Ahora... dime... ¿En donde estas?
- Egipto.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque veo la gran pirámide y la segunda apenas se están construyendo.
- Dime mas exactamente donde estas.
- Sobre un carro de guerra con cuatro caballos negros como el carbón.
- ¿Y que haces?
- Solo observo.
- ¿Quién más esta allí contigo?
- El faraón dios viviente, hijo de Horus, quien sostiene las riendas de los caballos y los domina como me domina a mi, me esta mirando y me sonríe.
- ¿Habla contigo?
- Sí.
- ¿Que dice?
- Que mientras las pirámides sigan en pie seguiremos viviendo el uno para el otro.
- ¿Que más pasa a tu alrededor?
- Escucho el látigo del capataz rechinar en la espalda de los esclavos, el roce de la roca al ser arrastrada, el silbido del viento seco, escucho como el sol quema la tierra.
- ¿Dice algo mas?
- Sí.
- ¿Que?
- Que algún día dejare de sentir miedo.
- ¿Miedo... de que?
- De él.
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